[COMOSOC] Proclama de la sesion de instalacion del Congreso de los pueblos
COMOSOC Secretario Técnico
comosoc_director en riseup.net
Vie Oct 15 20:55:01 UTC 2010
Desde COMOSOC reenviamos la proclama del Congreso de los Pueblos, leída
al término de la multitudinaria marcha, desde la Universidad Nacional de
Colombia, hasta la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá.
Junto con la carta abierta que COMOSOC hizo llegar a este importante
escenario de encuentro, consideramos que es un valioso aporte a los
procesos organizativos de base, que en medio de ingentes adversidades
luchan cada día por construir un mejor mañana para las hijas e hijos de
este país, un mañana que sea digno e incluyente en que la paz con
justicia social será fruto de la unidad y la lucha popular.
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PALABRA DEL CONGRESO DE LOS PUEBLOS DE COLOMBIA
"PROPUESTA DE PAÍS PARA UNA VIDA DIGNA"
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Hermanos. Hermanas.
Nuestra palabra, que camina y teje razones y sueños, ahora se levanta
para compartirles a todos y todas, habitantes del territorio colombiano,
pero también a todos los pueblos hermanos, que hombres y mujeres de la
más variada procedencia y diversidad de edades nos dimos cita en
Bogotá, entre el 8 y el 12 de octubre de 2010, para asumir en nuestras
manos la responsabilidad histórica de nuestras vidas y motivar a nuestro
pueblo para que haga lo propio con la suya.
Somos los trabajadores y las trabajadoras,
somos los corteros de caña y sus compañeras,
somos los campesinos y las campesinas, jornaleros y cosecheras,
somos la gente hija de la tierra,
somos los pueblos indígenas,
somos los descendientes de africanos que nos estamos liberando,
somos las mujeres dignas y libres,
somos gente pescadora de mares y ríos,
somos los moto-trabajadores, los taxistas, las camioneras,
somos los estudiantes, las maestras, los educadores populares,
somos las experiencias de resistencia al capital, al Estado y a la guerra,
somos los pobres, las marginadas, los excluidos,
somos las artistas y los artesanos,
somos la gente desplazada por las balas, la amenaza, las motosierras, el
latifundio, los grandes proyectos,
somos los otros, las otras, quienes desde la diversidad sexual hacemos
democracia,
somos los habitantes de la calle, de los barrios, de los cerros de las
grandes ciudades,
somos los detenidos y detenidas en las cárceles,
somos las defensoras de los derechos humanos,
somos los comunicadores y las comunicadoras populares,
somos los creyentes en nuestros dioses y sobre todo los creyentes en la
justicia,
somos los ausentes y las víctimas,
somos las niñas y los niños, la risa y la imaginación sin límites,
somos los jóvenes, que resistimos la opresión de un sistema policíaco,
somos el país y los pueblos,
Somos el Congreso de los Pueblos.
Por qué nos constituimos en Congreso de los Pueblos?
Este Congreso fue convocado con un propósito fundamental: que el país de
abajo legisle, que los pueblos manden, que la gente ordene el
territorio, la economía y la forma de gobernarse.
Así de sencillo. Estamos recuperando para el pueblo y los pueblos de
Colombia nuestro carácter soberano, o como dicen, de constituyentes
primarios.
Porque a pesar de la euforia de los poderosos, estamos convencidos que
el sistema político y económico colombiano está agotado, casi muerto de
corrupción y crimen. No esperamos gran cosa de los congresistas y los
gobernantes. Lo que hemos confirmado en esta sesión de instalación es
que en muchos lugares del país la gente no esperó más y se puso a
legislar por su cuenta, a organizar el territorio y a darse su propia
forma de mandar. Asambleas constituyentes municipales, pactos de
convivencia barriales y regionales, territorios autónomos indígenas y
afros, territorios de paz, experiencias de presupuestos participativos,
redes de soberanía alimentaria, mesas de concertación de sectores
populares, asambleas territoriales en los barrios, movimientos para
consolidar reservas campesinas, ¡todos!, han encontrado en sus propios
ejercicios legislativos más democracia, bienestar y justicia que toda la
que puedan ofrecer y no han garantizado en 200 años de vida republicana.
Este Congreso de los Pueblos ha empezado a juntar esas dinámicas de
autonomía popular. Y ha llamado a todos los sectores sociales
alternativos a que nos juntemos para pensar un nuevo país, iniciar una
deliberación nacional e ir elaborando un Mandato de los Pueblos, o un
Mandato País, o una Agenda Alternativa, o una Constitución Popular. La
discusión que hemos empezado dirá qué nombre le ponemos. Con ese
espíritu, más de 17.000 delegados y delegadas de unas 220 organizaciones
con sus procesos sociales populares hemos aceptado sumarnos al Congreso
de los Pueblos en su primera sesión; pero el Congreso de los Pueblos
tendrá el quórum decisorio cuando otros cientos de procesos de base,
dispersos por toda la geografía nacional, se sumen de manera activa, y
con todo el espacio para deliberar y decidir, a esta tarea de legislar y
hacer de nuevo al país, o mejor, cuando todo el país real se reúna para
discutir y decidir cómo es que quiere vivir y trabajar.
El Congreso de los Pueblos no es una reunión. Este primer encuentro fue
solo su Sesión de Instalación. Lo que hicimos estos cuatro 4 días ha
sido principalmente definir nuestra Agenda Legislativa Popular. Cada una
de las organizaciones y sectores sociales que aquí participamos,
aportamos alguna experiencia de haber aprobado un Mandato general o
puntual, de haber elaborado un Programa o Propuesta sectorial, de haber
adoptado Leyes en ejercicio de nuestras autonomías, de haber presentado
un Pliego político. Hemos puesto en común esa experiencia de autonomía.
Y hemos adoptado las líneas gruesas de una Agenda Legislativa Popular y
la Ruta de Trabajo Legislativo de todos los sectores, actores, sujetos y
organizaciones populares del país para el próximo período.
Hemos decidido hacer de nuevo a Colombia. En realidad, somos nosotros y
nosotras, cada cual por su lado, quienes la construimos todos los días.
Pero esta vez la edificaremos con nuestra mirada, a nuestro modo,
hablando diariamente entre todas las organizaciones populares. Nuestra
vocación de unidad popular es irreductible. El Congreso ha decidido que
iniciamos un proceso de deliberación y acción conjunta en todos los
rincones del país, abordando lo que nos parece que son los temas
fundamentales. Aquí algunos de estos asuntos:
Pensar y adoptar un nuevo sistema político basado en los gobiernos
autónomos y democráticos de las comunidades locales y los pueblos. Un
Estado soberano e independiente. Seremos nosotros y nosotras quienes lo
construiremos.
Ordenar de nuevo el territorio del país para que las comunidades puedan
mandar sobre sus recursos estratégicos, y para fundar una nueva forma de
relacionarnos con la Madre Tierra. El Congreso manda que se libere la
Madre Tierra. Y manda que se devuelva a la población el derecho a
decidir tanto sus formas de gobierno como el aprovechamiento de los
bienes de la naturaleza.
Construir una economía para el buen vivir. En la lucha contra el modelo
económico neoliberal que expropia y roba y destierra, la recuperación
para los pueblos de los recursos naturales y estratégicos que hoy se
encuentran en manos de las transnacionales, es un imperativo.
Consolidar unas rutas propias de las organizaciones de base, populares,
para encontrar una solución política del conflicto, y unas rutas de
movilización que nos permitan abrir los caminos de la justicia y la paz.
Mientras llegan estos momentos, rechazamos la guerra del capital, y
demandamos redistribuir el presupuesto destinado para la guerra, de modo
que éste se invierta en suplir las múltiples necesidades que agobian a
los siempre excluidos y negados.
Potenciar los valores más queridos por la gente que carga con el peso
del país real, dándole cuerpo a una ética que respeta y potencia la vida
y rechaza la muerte. Cultura que rompa con la opresión patriarcal,
cultura de la equidad de género, del respeto y protección de los
derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, por una vida libre de
violencias. Valores y ética que se oponen a aquellas decisiones del
poder que privilegian el lucro sobre el bien común, la especulación
sobre la producción real, el logro individual sobre la realización
colectiva, el amasar de mercancías sobre su redistribución, la
homogenización sobre la diversidad. Cultura de la solidaridad, del
complemento, de la producción limpia, de la armonía con la naturaleza,
que sabe y entiende que "los más" urgimos de un sistema de comunicación
nacional independiente para que nuestras reflexiones y decisiones
lleguen a todo el país, para que se hagan cuerpo y movimiento cotidiano.
Nuestra apuesta es sumarnos al torrente de los pueblos de América que se
deciden por la libertad, por la libre determinación y el ejercicio de la
soberanía.
Es obvio que nuestro propósito de hacer un nuevo país y hacer realidad
los derechos de la gente, nos ponen en clara oposición con el gobierno
de Juan Manuel Santos, que se reclama heredero de la "seguridad
democrática", pero que sobre todo mantiene intacta su intención de
seguir entregando el país al capital financiero y a las transnacionales.
Entendemos que las diferencias entre el nuevo gobierno y las mafias con
que gobernaron los ocho años anteriores, puede llevar incluso a
conflictos entre ellos. Será un período peligroso. Intentarán que a
cambio de que ellos se distancien de las mafias, nosotros aceptemos la
continuidad del saqueo y la invasión de nuestros territorios. Entre
tanto seguirá la judicialización de las luchas populares, el recorte de
los derechos sociales, la desterritorializacion del país, la
transformación de Colombia en una inmensa zona franca donde vale más la
ley comercial que el interés público y la dignidad.
El nuevo gobierno dice ser de "unidad nacional". Es claro que se trata
de unir a todos los sectores de las viejas oligarquías para tratar de
restablecer en parte el desastre dejado por el uribismo en materia de
polarización interna y aislamiento internacional. De paso quieren
cooptar a algunos líderes populares para detener la movilización social.
Nada dicen de cumplir sus obligaciones como Estado en materia de los
derechos sociales, económicos, culturales, ni de los miles de acuerdos
firmados con el movimiento popular, los campesinos, los indígenas y
afrodescendientes, los sindicatos y los pobladores de las ciudades,
incumplidos año tras año.
Reconocemos que el clima de intolerancia cotidiana que había impuesto
Uribe Vélez ha mermado en el nuevo gobierno. Vemos que mientras tanto
mantiene la misma agenda económica contra las regiones, contra la
soberanía nacional y contra las clases trabajadoras: raponazo a las
regalías, ley de ordenamiento territorial sin consulta con los indígenas
y afrodescendientes, tratados de libre comercio como pan de cada día,
privatización acelerada de los servicios públicos, persecución a las
economías campesinas y a los pequeños mineros. Los proyectos de las
transnacionales en minería, energéticos y de infraestructura, siguen
invadiendo nuestros territorios, sustento de nuestras culturas y de
nuestra soberanía alimentaria.
El Congreso de los Pueblos ha determinado que es urgente concentrar
nuestros esfuerzos en darle cuerpo a una intensa acción social,
política, cultural, espiritual. Nos convocamos a movilizarnos en torno
de los grandes desafíos del momento, entre los cuales resaltamos los
siguientes:
Por la defensa de los territorios, los recursos naturales, el medio
ambiente y la vida digna, contra el despojo.
Por el derecho a la tierra y la reparación a las víctimas.
Por la solución política del conflicto, contra la militarización de la
vida y los territorios.
Por el ordenamiento democrático del espacio urbano, contra el
sometimiento de las ciudades a las lógicas de acumulación privada.
Sobre estos y otros variados temas, el Congreso de los Pueblos empieza a
deliberar. Su sesión de instalación organizó el trabajo que realizaremos
por todo el país, en todas las organizaciones y comunidades, en el país
pleno, para darle forma durante los próximos años a ese Mandato. El país
es de los de abajo, y entre todos y todas iremos tejiéndolo. Con la
persistencia de todas y todos los concitados por el ánimo de una
Colombia diferente de la que hoy tenemos, llevaremos adelante las
deliberaciones aquí iniciadas a todos los rincones, para escuchar y
retomar los anhelos de los nunca escuchados y siempre negados,
esforzándonos en hacer ley y poder lo que hoy apenas es un sueño.
Entre tanto, sesionaremos por líneas sectoriales y temáticas. Convocamos
a los Congresos regionales de los Pueblos para iniciar las discusiones y
la acción conjunta. Superaremos la dispersión que hoy caracteriza las
luchas de resistencia, con nuestras manos siempre dispuestas a anudar
esfuerzos y proyectar en forma conjunta el quehacer con otras
experiencias sociales alternativas.
Para hacerse realidad, y sabiendo que es proceso, este Congreso de los
Pueblos constituye una mesa de trabajo integrada por todas las
organizaciones y procesos que hicieron presencia en su primera sesión de
instalación que hoy termina, dejando el espacio abierto para todas las
dinámicas organizadas que resuelvan llegar. Y cita a unas y otras a
encontrarse en no más de 30 días en Bogotá, con el propósito de
estructurar ordenada y puntualmente las decisiones tomadas en su primera
sesión.
Al mismo tiempo, estimula a la diversidad que lo ha constituido, para
que se despliegue por todo el país con ánimo deliberativo y de acción.
Seguiremos aplicando nuestros principios de trabajo: desde abajo, entre
todos y todas, alrededor del fogón, dialogando y buscando que la palabra
transparente y justa sea la que lleve nuestro mensaje y nuestra
decisión. Diagnosticar, reflexionar, unir, hacer, transformar, son
algunos de los verbos llenos de contenido que deben orientar el esfuerzo
de todas y todos los congresistas.
Mientras este momento llega, y por ahora, lo más importante es que
salimos de esta primera sesión del Congreso con el convencimiento de que
estamos legislando, que estamos construyendo nuestro propio sistema
político desde las comunidades y organizaciones de base. Que lo haremos
porque es nuestra tarea, y porque los ricos y poderosos no lo harán.
Somos los pueblos, las comunidades, las organizaciones populares,
quienes sacaremos al país de este lugar terrible al que lo han llevado
los líderes históricos y nuevos del establecimiento.
Proponemos al país poner de nuevo en la agenda nacional la urgencia de
superar el conflicto. Respaldamos a las personas, comunidades y
organizaciones que día a día realizan hechos de paz, y rechazamos su
criminalización. De nuevo exigimos a los actores armados el cumplimiento
del Derecho Internacional Humanitario.
Mostraremos en los hechos que estamos por la democracia popular, la
soberanía, la lucha contra el capital, por la vida digna, la paz y la
justicia. Que los pueblos de Colombia somos el país; que la unidad es
posible y que la estamos tejiendo.
Que el país de abajo legisle.
Que los pueblos manden.
Que la gente ordene el territorio, la economía y la forma de gobernarse.
Que camine la palabra.
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