[reexistencia_activa] «Entre pared y pared» La realidad del desplazamiento forzado en Ituango
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Mie Jul 21 04:05:17 UTC 2010
*«Entre pared y pared» La realidad del desplazamiento forzado en Ituango*
La realidad del desplazamiento en Colombia suele ser una historia sin
rostro ni voz, de lugares comunes, de estadísticas, de la que ya no se
habla en medios y se palpa en las grandes ciudades a través de quienes
tratan de sobrevivir vendiendo día a día en el transporte público lo que
pueden. En esas ocasiones puede que por primera vez lleguen a nuestros
oídos noticias de lugares remotos escondidos en la geografía colombiana
como verdaderos "Paraísos Perdidos".
Ituango es uno de esos "Paraísos Perdidos" que tanto abundan en el país.
En el norte antioqueño, enclavado en la falda de una montaña de la
Cordillera Occidental a casi 20 horas de camino desde Bogotá y a 195
kilómetros de Medellín, se accede a él a través de la carretera que
comunica Medellín con San Andrés de Cuerquia siendo ésta prácticamente
la única vía de acceso al municipio. Antaño ruta de difícil tránsito,
hace parte vertebral junto con el puente Pescadero --inaugurado en
1963--- de la historia de este municipio esquivo a la mirada del
viajero. Actualmente, un renovado interés por la mejora de las vías
derivado de la ejecución del proyecto Pescadero-Ituango (recientemente
Hidroituango)^^1 <#sdfootnote1sym> despierta una vez más en sus
habitantes la esperanza del progreso.
Aquí todo es evocativo^^2 <#sdfootnote2sym> . El medio de transporte
utilizado por sus gentes suele ser aún hoy como ayer la "chiva" o
"escalera" y para las veredas más alejadas del casco urbano la "mula", a
lomo de la cual se empecina el campesinado en transitar estos caminos
que históricamente han sido escenario de conquistas, colonizaciones y
consolidaciones territoriales innúmeras. Su decidido empeño por habitar
esta tierra que los vio nacer es la razón de ser de estas líneas que
intentan dar voz y rostro a la realidad del desplazamiento forzado que
en Ituango tiene como antecedente mediato las masacres paramilitares de
El Aro y la Granja en los años 1996 y 1997.
Sobre la historia de este municipio gravita desde siempre la rapacidad y
el apetito voraz de grandes poderes económicos. Apetito ansioso,
violento, que quizá sea provocado por el hecho que en estas tierras
además de la gran productividad de sus suelos (pequeños cultivos de
maíz, caña de azúcar, café, frijol, plátano, aguacate, naranja,
granadilla y cacao fecundan el paisaje y son parte fundamental de la
economía campesina), se descubre actualmente un importante potencial
hídrico y por qué no decirlo minero (en el lecho del río Cauca, muchas
familias sobre todo de San Andrés de Cuerquia y del corregimiento El
Valle en el municipio de Toledo encuentran en la explotación artesanal
del oro un medio de vida) y desde siempre se ha reconocido en Ituango
--municipio verde--- una gran reserva natural en la que encontramos el
Parque Natural Paramillo como epicentro. Goza toda esta tierra de una
gran diversidad en flora y fauna y si ello fuera poco y hasta lo que
conocemos de yacimientos de platino.
La gran riqueza natural convive en Ituango con una pobreza también
evidente que se ha venido incrementando en los últimos tiempos por la
disputa territorial que en la zona mantienen múltiples actores ---entre
los que se cuenta el propio Estado--- dada la importancia minera y
energética de la misma. Este atractivo se suma como factor explicativo a
las tradicionales causas del desplazamiento en el país. Si bien la
violencia paramilitar como fórmula de lucha contrainsurgente fue un
hecho sin precedentes en el municipio, los desplazamientos forzados se
remontan a la época de la "violencia partidista" y al posterior accionar
de la guerrilla en la zona.
A partir de estos elementos, este artículo ofrece una mirada panorámica
del desplazamiento forzado en el norte antioqueño donde la estrategia
militar-paramilitar juega hoy por hoy un importante papel a la hora de
explicar las dinámicas de despojo y expoliación de la población campesina.
*«La situación que aquí vivimos la ha ocasionado el propio Estado»*
Escuchada por primera vez en boca de viejos habitantes de Ituango la
frase quizá cause reparos, repetida con insistencia por parte de la
comunidad merece la debida atención y es que para la población que antes
habitaba la zona del actual Parque Nacional Natural Paramillo y aquellas
otras que se asientan en límites con el departamento de Córdoba^^3
<#sdfootnote3sym> la cosa está bien clara: la mayoría de las veces el
desplazamiento forzado no obedece tan claramente a que la población
civil quede atrapada en el fuego cruzado de los actores armados sino,
como esa misma gente relata, al hecho de que muchas de las veredas
terminan finalmente por desplazarse a la cabecera municipal en busca de
alimento al ser sometidas a un bloqueo económico y alimentario.
A esta modalidad de desplazamiento debe añadirse una práctica
generalizada que coincide con las épocas de cosecha. Una vez los
cultivos están listos para su recolección se adelantan operativos
militares que provocan el desplazamiento. Al regresar ya no hay animales
ni cosecha fortaleciéndose la opinión entre la gente, y así es
expresado, de que «entre más se trabaja, más se pierde»^^4
<#sdfootnote4sym> .
El primer caso quizá encuentra una razón de ser en la denominada
Estrategia de Consolidación Territorial delineada por el Gobierno
nacional en cuya táctica de "quitarle el agua al pez" se parte del
supuesto que hay una relación estrecha, incluso orgánica, entre la
población civil y las fuerzas guerrilleras. Ello trae como corolario el
estrangulamiento económico de la población y en últimas la crisis
alimentaria de las comunidades por cuya razón deben desplazarse. Tales
prácticas por parte de la Fuerza Pública se acompañan de todo tipo de
vulneraciones de los derechos fundamentales de estas personas que rozan
ya los límites tolerables. Estas personas se sienten literalmente
cansadas del miedo que constantemente les acosa. En el mismo sentido,
los habitantes de las veredas de Ituango afirman que deben obedecer a
todos los actores armados que hacen presencia en la zona y que ocupan
escuelas y moradas por días o semanas. «Recibimos una llamada o un papel
de las FARC que nos da órdenes como por ejemplo que si el Ejército se
queda dos días en nuestra casa, tenemos que salir».
Esta política de Consolidación Territorial tiene en la presencia
guerrillera la mejor de las ocasiones, pues a la sombra de la pretendida
lucha contrainsurgente el Estado viene despojando a la población de sus
tierras y medios de subsistencia a favor de intereses muy concretos. Los
dos casos paradigmáticos por la naturaleza y envergadura de los mismos
son los proyectos Hidroituango y Urra II^^5 <#sdfootnote5sym> . Si
miramos por dónde empezó la entrada paramilitar en 1997 en la zona
veremos que fue alrededor del Parque Natural y a través de la cuenca del
río Cauca, objetivos de la actual expansión capitalista.
El proyecto Hidroituango ha sido catalogado como la segunda represa más
grande de Suramérica y se calcula que su costo de generación de energía
será uno de los más baratos de la región posibilitando su exportación ya
que además se superaría en mucho el consumo actual de electricidad.
Junto con la ejecución de Urra II se entiende que la zona sea de mayor
importancia geoestratégica y que quizá lo que menos interese al Estado
colombiano es que la gente habite en sus lugares de asentamiento
tradicional. De allí la atinada observación de un representante
comunitario al relacionar directamente el origen de la situación de la
comunidad con la responsabilidad estatal.
El desplazamiento forzado en Ituango debe entenderse a partir de estas
coordenadas geoestratégicas y en esa medida como efecto colateral dentro
de un cálculo racional que impone un férreo control social a partir de
dos estrategias. La primera tiene en el miedo un elemento de control /in
situ/ y en ello juega un papel importante el recuerdo de las masacres de
El Aro y la Granja^^6 <#sdfootnote6sym> y las amenazas de la propia
Fuerza Pública cuando dice a la gente que «detrás de ellos vienen los
otros, los que traen el gatillo por delante». La segunda estrategia está
dada por la declaración del municipio como "zona de riesgo extremo",
medida tomada por el Gobierno en respuesta a los múltiples
desplazamientos forzosos que hacia afuera ha ocasionado el aislamiento
de la zona^^7 <#sdfootnote7sym> pues refuerza la idea de que el
municipio es área de influencia guerrillera lo que conlleva el
fortalecimiento del contingente militar y policial presente en la región.
*Dos estrategias y un solo fin*
La declaración del Parque Paramillo en 1977 como Área de Protección y
Reserva puede entenderse a la luz de estas lógicas de apropiación como
una estrategia jurídica que en combinación con la militar-paramilitar
promete el desalojo de una población que ya es vulnerable. Y es
vulnerable porque además de todos los factores que convergen en Ituango,
se suma el problema de la propiedad de la tierra: los pequeños
propietarios están dispersos y sin documentos con lo que se hace muy
problemático demostrar su titularidad, no hay claridad en la política de
reubicación y tampoco se ha diseñado una de retorno porque claramente no
existen las condiciones para ello.
Sobre la estrategia militar-paramilitar no sobra insistir. Son
constantes las agresiones de las que son objeto los pobladores de la
región: hostigamientos, señalamientos, detenciones arbitrarias,
ocupación de escuelas y moradas. Sumado a ello, el miedo de transitar
por los caminos debido a la existencia de campos minados de los cuales
además son responsabilizados por la Fuerza Pública: «Cuando llegamos en
la noche de trabajar nos dicen que vamos a colocar minas y cuando
salimos en la mañana nos dicen que venimos de retirarlas». En muchas
ocasiones son fichados una vez llegan al pueblo, retenidos en el puesto
de policía y fotografiados. «Cuando somos objeto de golpes y retenciones
se nos hace firmar un acta en la que declaramos que fuimos bien
tratados. Sin embargo muchas personas firman por miedo y sin saber
realmente qué es lo que firman pues algunas no saben leer ni escribir»,
relataba un presidente de Junta de Acción Comunal.
Las denuncias que se hacen ante Personería no pasan de ser eso,
denuncias frente a las cuales hasta el alcalde de Ituango, Carlos Gallo,
parece declararse inhibido pues afirma que el problema con las
comunidades que habitan en los límites con el departamento de Córdoba
obedece a un asunto de jurisdicción pues la brigada militar que opera en
la zona y de la cual se han recibido denuncias está actuando en
propiedad fuera de su radio de acción^^8 <#sdfootnote8sym> .
*Reviviendo el drama de 1997*
Según el campesinado de la zona, los últimos hechos ocurrieron a finales
de abril de 2010 cuando grupos paramilitares asesinaron a dos personas
que se dedicaban a transportar personas, alimentos y mercancías a través
del Río San Jorge en el lugar denominado El Puerto (corregimiento de
Juan José, cerca de Córdoba). Asimismo, denuncian que en los primeros
días del mes de junio algunos campesinos de la comunidad de San Juan
Badillo recibieron amenazas verbales de miembros de la Brigada XVIII
debido a que éstos decían que se negaban a dar información sobre nombres
y ubicación de miembros de las FARC. La amenaza fue directa: «Cuando
ellos [los soldados] subieran con los paramilitares a estas comunidades
entonces sí iban a hablar».
La preocupación fundamental de la gente del lugar es que estas
comunidades ---en las que habitan entre 3.000 y 5.000 personas---
revivan la tragedia que ya sufrieron en 1997 cuando las tropas
paramilitares guiadas por Carlos Castaño llegaron a "vaciar", según
ellos, el Parque Paramillo de colonos y residentes. Las incursiones
paramilitares en 1998 y 2000 tenían objetivos claros: asegurarse que las
familias campesinas no hubieran retornado y si lo habían hecho, las
obligaron a desplazarse de nuevo además de quemar viviendas y escuelas y
echar a perder cosechas y matar animales. Ese miedo atraviesa la
cotidianidad de las comunidades y debería de alertar a las instituciones
públicas para que no se repita la historia.
*«Estamos entre pared y pared». Efectos de la política de despojo*
Una presidenta de Junta de Acción Comunal afirma que «estamos entre
pared y pared» y es que entre la "pared económica" y la "pared militar"
las personas desplazadas en Ituango son ya más de la mitad de la
población^^9 <#sdfootnote9sym> . Se trata de familias extendidas donde
el promedio de hijos puede ser de 4 o 5 en un contexto económico donde
los pobladores al ser despojados de sus medios de producción son
arrojados a un mercado laboral rural donde el jornal se fija en un
máximo de $12.000 pesos diarios. El contraste con los precios de los
productos básicos de la canasta familiar implica que las unidades
familiares no puedan suplir sus mínimos vitales incrementando con ello
sus ya dramáticos niveles de fragilidad.
Esa precarización laboral se ve fortalecida por el hecho que las
hectáreas de cultivo se han visto reducidas a propósito del conflicto
con lo que el ejército de reserva de mano de obra crece sin cesar. El
desplazamiento en Ituango observa además las siguientes características:
es interveredal, en muchos casos reiterativo^^10 <#sdfootnote10sym> y en
términos generales observa un patrón de
desplazamiento-regreso-desplazamiento por lo que nos estamos refiriendo
en propiedad a población económicamente flotante y por tanto
tendencialmente más pobre.
Frente a este cúmulo de hechos es claro que los recursos que aquí
existen para población desplazada son del todo insuficientes y producen
competencia^^11 <#sdfootnote11sym> entre la propia población y están
previstos para atender las consecuencias del desplazamiento bajo una
lógica asistencialista porque a la luz de lo anteriormente expuesto y
como ya se ha afirmado está lejos de la voluntad del Gobierno el diseño
y ejecución de una política de retorno con garantías o que incida en el
origen del desplazamiento y el conflicto. A futuro puede vaticinarse una
fuerte tensión entre la población campesina por la propiedad de la
tierra, un conflicto que habrá también que endilgárselo al Estado
colombiano y que obedece como también se ha señalado a las coordenadas
geoestratégicas en las que esta zona se encuentra.
Colombia comparte una realidad con zonas del mundo ricas en recursos
naturales y es que la existencia de tal riqueza es una verdadera
tragedia para las poblaciones en un contexto en el cual el Estado y las
grandes corporaciones económicas son los mayores usurpadores. Sin
embargo y a pesar del viento en contra, la población desplazada levanta
sus propias casas y cultiva sus tierras una y otra vez y resiste la
embestida armada sin darse cuenta la mayoría de veces de su propia
fortaleza.
1 <#sdfootnote1anc> Este proyecto hidroeléctrico ideado en la década de
los 70 pretende ser la segunda represa más importante de Suramérica y la
más importante de Colombia.
2 <#sdfootnote2anc>No bien se desciende del bus, nuestras miradas se
cruzan con indígenas de la etnia Embera-Katío que habitan el resguardo
indígena Jaidukama, se divisa una iglesia cuya arquitectura acusa la
influencia colonial española, se encuentran juegos populares
tradicionales, se percibe el aroma de una tierra cálida, de cañaduzales,
cafetales y cacao y, en fin, se encuentran huellas de uno de los
símbolos más queridos para los paisas, las recuas de mulas, que si no
aparece referido en los símbolos patrios es quizá porque en este país la
historia de los de abajo es siempre silenciada, invisibilizada.
3 <#sdfootnote3anc>En este artículo se parte de la idea que es necesario
caracterizar el desplazamiento en Ituango incluso por veredas o en todo
caso por áreas, pues las dinámicas que se presentan no son las mismas
para todas las veredas. Por ejemplo en aquellas zonas como Santa Rita
donde el cultivo de la coca es base fundamental de su economía la
problemática es distinta aunque afecta el comportamiento económico de la
región entera, entre otras cosas porque al relacionar el precio de este
producto con el de cultivos tradicionales es claro que la ganancia es
mayor con el primero. Los límites de una política de sustitución de
cultivos son claros en el terreno.
4 <#sdfootnote4anc> Todas las citas son tomadas de conversaciones con
habitantes de Ituango que, por su propia seguridad, se mantienen en el
anonimato.
5 <#sdfootnote5anc> La ejecución de Urra II provocaría la inundación de
un área de 7.000 km2 dentro del Parque Nacional Natural Paramillo en
parte de la cual encontramos tres resguardos indígenas de la etnia
Emberá-Katio.
6 <#sdfootnote6anc>El Estado colombiano fue condenado el 1 de julio de
2006 por la Corte Interamericana de Derechos Humanos a responder por
esas masacres atribuidas a las AUC.
7 <#sdfootnote7anc> Aunque esta afirmación es apenas una hipótesis,
creemos que es perfectamente posible que de ella se derive una
"inhibitoria de tránsito" para gente ajena a la región. Es evidente por
la reacción de sus pobladores y por lo que se puede observar que el
municipio no suele ser un sitio de destino para foráneos lo que
profundiza mucho más el aislamiento comunicacional de la gente que así
se ve imposibilitada de expresar sus realidades, miedos e
incertidumbres. La sensación al final de la visita es que la gente
quiere ser escuchada e informada pues hay una "zona de aislamiento
informacional". Parte de esta misma realidad es que los funcionarios de
Gobierno, así como aquellos otros de organismos multilaterales, cuando
visitan las veredas no suelen pasar de un punto de congregación que
suele ser la escuela, con lo que no se enteran de las condiciones de
vida de la gente y no pueden medir el alcance, éxito y limitaciones de
los proyectos diseñados para la comunidad (no con ella), lo cual redunda
en fracturas comunicacionales de un lado y otro de las acciones públicas.
8 <#sdfootnote8anc> En los Consejos Locales que se convocan cada vez que
se produce un desplazamiento se han acordado con las autoridades civiles
y militares unos mínimos de comportamiento por parte de las Fuerzas
Armadas tales como no ocupar los hogares de la población porque ello
pone a la gente claramente en riesgo. Sin embargo gente desplazada
afirma que en un 80% tales acuerdos se desconocen.
9 <#sdfootnote9anc> 16.173 personas en Ituango son desplazadas según
datos de la Corte Constitucional de mayo de 2010 frente a una población
aproximada de 25.000 personas.
10 <#sdfootnote10anc> Esta es una dinámica observada sobre todo en la
población desplazada del Parque Natural Paramillo. Hay quien carga a sus
espaldas hasta siete desplazamientos y el hecho de no haber sido hasta
ahora auxiliados por el Estado sin criterios claros, hace que Acción
Social niegue su inclusión en el Registro Único de Población Desplazada.
11 <#sdfootnote11anc> Ello es así porque ahora los recursos públicos se
dirigen prioritariamente a población desplazada, desatendiendo la
necesidad de otros sectores que en las mismas condiciones de
vulnerabilidad no han sufrido hasta ahora el desplazamiento.
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