[reexistencia_activa] A propósito del día de la no violencia contra la mujer. La violencia sexual, el cuerpo de la mujer y los asentamientos coloniales de Israel

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Mar Nov 25 21:20:45 UTC 2014


Hoy 25 de noviembre, que se celebra el día de la No violencia contra las
mujeres en homenaje a las hermanas Mirabal de República Dominicana,
conocidas activistas políticas asesinadas en 1930 por agentes de la
dictadura de Trujillo, nos solidarizamos con las mujeres palestinas
victimas del horror de la guerra genocida de Israel. La violencia sexual,
el cuerpo de la mujer y los asentamientos coloniales de Israel
<https://reexistencia.wordpress.com/2014/11/25/la-violencia-sexual-el-cuerpo-de-la-mujer-y-los-asentamientos-coloniales-de-israel/>
[image: holocausto]

*“No sólo invadieron nuestro hogar, se apoderaron de nuestro espacio vital
expulsándonos, también me arrestaron y me llevaron a la maskubya
(comisaría). Me metieron en la celda número cuatro y allí me dejaron
durante mucho tiempo. Después, un hombre alto y grande, un oficial de
policía, entró para interrogarme. Estaba sola y empecé a temblar de miedo
cuando cerró la puerta y empezó a mover cosas por la habitación y a
examinarme de pies a cabeza. Me sentía aterrorizada y mi corazón latía a
toda velocidad. Sus ojos taladraban mi cuerpo mientras abría cajones como
buscando algo. Luego salió de la habitación y volvió cinco minutos después
sosteniendo una caja. Sacó de ella un par de guantes de plástico azul y se
los colocó en las manos mientras me miraba y decía: “… Ven aquí…” Debo
decirles que cuando asaltaron mi casa y nos echaron me asusté muchísimo.
Que me sentí también muy angustiada cuando arrestaron a mi hijo. Pero mis
miedos a ‘ya saben qué’… a que abusara de mí, a que me violara con sus
grandes manos azules y más… fueron los momentos más aterradores de mi vida
. [1]”*

Por Nadera Shalhoub-Kervorkian, Sarah Ihmoud y Suhad Dahir-Nashif

Estas fueron las palabras de Sama, una mujer palestina de treinta y seis
años que había perdido el espacio físico íntimo familiar de su hogar para
pasar a experimentar nuevos terrores ante la amenaza de abusos sexuales. La
narrativa de Sama no es infrecuente porque las mujeres colonizadas que
viven bajo graves condiciones de privaciones y desposesión están sometidas
a ataques directos contra su sexualidad y los derechos de sus cuerpos. La
violencia sexual es fundamental en la estructura global del poder colonial,
en su maquinaria de dominación de carácter racial y en su lógica de
eliminación. Esto se ve de inmediato en la historia de los contextos
colonizadores, donde la maquinaria de la violencia se dirige explícitamente
contra la sexualidad de las mujeres nativas y la seguridad de sus cuerpos,
considerándolas como “enemigos internos” de orden biológico, al ser quienes
producen la siguiente generación.

El colonialismo como “estructura, no como suceso” actúa a través de la “lógica
de la eliminación
<http://www.kooriweb.org/foley/resources/pdfs/89.pdf>” tratando
de erradicar la presencia indígena de un territorio específico (“elemento
irreducible” de los asentamientos coloniales). El colonialismo de
asentamientos “destruye para reemplazar”. La invasión del territorio
indígena busca borrar la presencia indígena sobre la tierra de forma
permanente, para sustituirla con una nueva sociedad y un sistema de
gobierno de colonos. Los expertos sostienen que la lógica de la eliminación
utilizada por el colonialismo de asentamientos puede culminar en el
genocidio indígena. En sus formaciones europeas, tanto el colonialismo de
asentamientos como el genocidio han “empleado la gramática organizadora de
la raza <http://www.kooriweb.org/foley/resources/pdfs/89.pdf>”. Desde sus
comienzos, el Estado judío ha estado incrustado por una lógica colonial de
carácter racial. Esta lógica presenta al palestino como un ser peligroso en
oposición al sujeto blanco/judío y a la polis blanca/judía. Como han
señalado <http://eu.wiley.com/WileyCDA/WileyTitle/productCd-0631219676.html>
 numerosos autores, esta configuración racial se articula a través de los
pensadores sionistas de la ideología orientalista que presentaba al pueblo
judío como mantenedor de la civilización europea frente a una región y a un
pueblo culturalmente atrasados. Tal proyecto “modernizador” o misión
“civilizadora” se apoyaba en un imaginario sionista de trabajo
exclusivamente judío cultivando una tierra vacía y yerma, haciendo que “el
desierto floreciera”. Los primeros dirigentes sionistas intentaron
actualizar el mito fundacional sionista de una “tierra sin pueblo para un
pueblo sin tierra” mediante una limpieza étnica sistemática de los
palestinos indígenas en 1948. La entidad sionista continúa expulsando hoy
en día a los nativos palestinos. Las masacres en Gaza de julio y agosto de
2014, y las políticas represoras “de puño de hierro” contra los
jerosolimitanos palestinos en el momento de escribir este artículo, son
modos contemporáneos de expulsión colonial de los nativos palestinos.

Sostenemos que la agresión a los cuerpos y sexualidad de las mujeres
palestinas es estructural en la lógica de eliminación de carácter racial
del proyecto de asentamientos coloniales de Israel. La violación y otras
formas de violencia sexual contra las mujeres palestinas
<http://www.cambridge.org/us/academic/subjects/law/human-rights/militarization-and-violence-against-women-conflict-zones-middle-east-palestinian-case-study>
han
conformado siempre uno de los elementos de los intentos del estado de
asentamientos coloniales para destruir y eliminar de su tierra a los
indígenas palestinos. Además de la violación y otras formas de violencia
sexual, la lógica racial de la violencia sexual activa el imaginario y
proyecto mismos de conquista y cultivo de la tierra palestina para
transformarla en la polis judía. De ahí que nuestra discusión sobre la
violencia sexual esté incardinada no sólo en las prácticas y políticas
sexualizadas del Estado sionista, también en la naturaleza misma de la
violencia de los asentamientos coloniales.

Como feministas palestinas, afirmamos que el imaginario del movimiento
sionista de conquista y colonización del cuerpo palestino es inseparable
del proyecto de conquista y colonización de la tierra palestina y
erradicación de la presencia indígena. Aquí nos apoyamos en la afirmación
<http://www.southendpress.org/2005/items/Conquest> de la estudiosa Andrea
Smith de que la lógica de la violencia sexual colonial “establece la
ideología de que los cuerpos nativos son intrínsecamente violables y, por
extensión, que las tierras nativas son también intrínsecamente violables”.
Es en la lógica de la violencia sexual de los asentamientos coloniales en
la que nos centramos para nuestro análisis de la continua Nakba a la que
está sometido nuestro pueblo. Rastreamos la lógica de la violencia sexual
en su contexto histórico y actual como maquinaria, oculta y evidente, del
patriarcado colonial contra las comunidades indígenas en Palestina. La
lógica de la violencia sexual intenta fragmentar la familia palestina y la
vida comunal a la vez que amputa la conexión con la patria palestina. El
proyecto sionista está intrínsecamente basado en la destrucción de los
cuerpos y la tierra nativos palestinos, lo cual no puede separarse de la
lógica colonial de la eliminación. La violencia sexual no es simplemente un
subproducto del colonialismo sino que “elcolonialismo está en sí mismo
estructurado por la lógica de la violencia sexual
<http://www.jstor.org/discover/10.2307/3811012?uid=3737952&uid=2&uid=4&sid=21104632237591>
”.

*La violencia sexual y el genocidio palestino a partir de la Nakba*

Para poder entender los incrementados ataques contra los cuerpos de las
mujeres palestinas en unos momentos en los que el régimen de asentamientos
coloniales intensifica su acoso, es necesario llevar a cabo un análisis
feminista
<http://mada-research.org/en/files/2009/10/jadal4/jadal4-eng/Jadal_Shalhoub-Kevorkian_FINAL.pdf>.
Tal análisis toma la Nakba como punto de partida analítico. Israel se
levantó sobre las ruinas de la patria palestina, sobre su territorio, dolor
y desplazamiento. Se construyó sobre la destrucción de nuestros lazos
sociales comunitarios, a partir de la violación e invasión de nuestros
hogares y cuerpos. Violar
<http://cup.columbia.edu/book/978-0-231-13578-8/nakba> y matar
<http://www.amazon.com/Palestinian-Refugee-Problem-1947-1949-Cambridge/dp/0521338891>
a
las mujeres palestinas era un aspecto fundamental de las sistemáticas
masacres y expulsiones llevadas a cabo por las tropas israelíes durante la
destrucción de los pueblos palestinos en 1948. Por ejemplo, durante la
masacre de Deir Yasin:

“Dieron la orden de que todos los habitantes se encaminaran a la plaza del
pueblo. Allí, les alinearon contra un muro y les dispararon. Un testigo dijo
<http://cosmos.ucc.ie/cs1064/jabowen/IPSC/php/quotation.php?qid=392> que a
su hermana, que estaba embarazada de nueve meses, le dispararon en la nuca.
Sus asaltantes le abrieron después el vientre con un cuchillo de carnicero
y le sacaron el feto. Cuando una mujer árabe trató de recoger al bebé, le
dispararon… A las mujeres las violaron ante los ojos de sus niños antes de
matarlas y arrojarlas a un pozo.”

Muertes, cuadro de Suhad Daher-Nashif

David Ben Gurion, al igual que otros dirigentes sionistas, habló
abiertamente sobre la violación y tortura sexual de las mujeres palestinas
en las anotaciones que hizo en su diario
<http://whatreallyhappened.com/WRHARTICLES/palestinians.php> durante 1948.
Al mismo tiempo que abogaba por la matanza de mujeres y niños palestinos,
les representaba como una amenaza para la política de asentamientos
coloniales judíos y premiaba
<http://www.ucpress.edu/book.php?isbn=9780520229440> a todas las madres
judías cuando tenían su décimo hijo. Ben Gurion se aseguraba de que la
Agencia Judía, no el Estado, administrara esos incentivos a la natalidad
para garantizar
<http://www.jstor.org/discover/10.2307/2536294?uid=3737952&uid=2&uid=4&sid=21104632237591>
la
exclusión de los árabes [2]. La fetichización de la fertilidad ha
convertido a los palestinos, especialmente a las mujeres, en objeto de la
retórica nacionalista que politiza profundamente su reproducción. Para los
sionistas, las mujeres palestinas han sido siempre, y así continúan siendo
como hemos visto en los últimos ataques contra Gaza, objetivos de la
maquinaria de matar sionista.

Las investigadoras
<http://www.cambridge.org/us/academic/subjects/law/human-rights/militarization-and-violence-against-women-conflict-zones-middle-east-palestinian-case-study>
feministas
han sugerido también que el Estado sionista moviliza la violencia contra
los cuerpos y la sexualidad de las mujeres palestinas a fin de reforzar las
estructuras patriarcales indígenas y ayudar a expulsar a los palestinos de
su tierra. Los abusos sexuales por parte del ejército israelí han sido
rampantes bajo la ocupación israelí. El Estado israelí y sus fuerzas
militares han explotado la amenaza de la violencia sexual contra las
mujeres palestinas y las percepciones patriarcales de sexualidad y “honor”
para “reclutar a palestinos como colaboracionistas” durante los períodos de
levantamientos y disuadir así de los intentos de resistencia organizada.
Esta práctica ha sido históricamente tan prevalente que ha conseguido tener
su propio término en la lengua árabe: isqat siyassy, que significa abuso
sexual de los palestinos por razones políticas. El aparato de la seguridad
estatal prosigue utilizando las identidades sexuales palestinas y las
concepciones orientalistas de la “cultura árabe” para reclutar
colaboradores y fragmentar la sociedad palestina. Recientes revelaciones
<http://www.theguardian.com/world/2014/sep/12/israeli-intelligence-reservists-refuse-serve-palestinian-territories>
de
la Unidad 8200 de la inteligencia militar secreta de Israel han puesto de
nuevo de relieve este hecho. La “violación” literal y figurada de los
cuerpos de las mujeres palestinas, concebidos como intrínsecamente
violables por la entidad sionista, está inherentemente estructurada por la
misma lógica de violencia sexual que anima la violación y continuada
confiscación del territorio nativo palestino del proyecto de asentamientos
coloniales.

*Desenmascarando la lógica de la violencia sexual*

El silencio sobre el uso de la violencia sexual contra las mujeres
palestinas [3] y sus comunidades por parte de la maquinaria sionista ha
quedado aún más patente desde el inicio de las operaciones militares más
recientes del Estado. La lógica de la violencia sexualizada, que estructura
el proyecto de asentamientos coloniales de Israel, se ha hecho más visible
durante el último período de la invasión militar. Eslóganes
<http://mondoweiss.net/2014/07/chanting-jerusalem-ethnicity> como “Muerte a
los árabes
<http://mekomit.co.il/stream/%D7%A6%D7%A4%D7%95-%D7%A9%D7%A2%D7%95%D7%AA-%D7%A9%D7%9C-%D7%94%D7%A4%D7%92%D7%A0%D7%AA-%D7%9E%D7%95%D7%95%D7%AA-%D7%9C%D7%A2%D7%A8%D7%91%D7%99%D7%9D-%D7%91%D7%97%D7%95%D7%A6%D7%95%D7%AA-%D7%99/>”
y “Árabes fuera” se han vuelto más utilizables y tolerables en la esfera
pública israelí, revelando la deriva necropolítica contra los nativos
palestinos en el núcleo mismo de la supuesta democracia judía.

El 1 de julio, justo después del descubrimiento de los cuerpos de los tres
jóvenes colonos judíos que habían desaparecido en la Cisjordania ocupada,
el profesor israelí Mordechai Kedar, del Centro Begin-Sadat para Estudios
Estratégicos, subrayó
<http://dnssearch2.ono.es/main?InterceptSource=0&ClientLocation=es&ParticipantID=ilwrmed7v5nxz8evy5wteldnllmtoi4v&FailureMode=1&SearchQuery=&FailedURI=http%3A%2F%2Fwww.iba.org.ila%2Fbet%2Fplayer.aspx&AddInType=4&Version=2.1.8-1.90base&Referer=http%3A%2F%2Fwww.jadaliyya.com%2Fpages%2Findex%2F19992%2Fsexual-violence-women%25E2%2580%2599s-bodies-and-israeli-settlern&Implementation=0&method=GET>
en
la radio pública: “Lo único que puede disuadir a… quienes han secuestrado a
los adolescentes israelíes y les han matado, la única vía para detenerles
es que sepan que van a violar a su madre y hermana cuando las cojan… esa es
la cultura del Oriente Medio”. Sus comentarios sugerían que violar a las
mujeres palestinas era la única forma de disuasión frente a la resistencia
y el “terrorismo” palestinos.

A nosotras, como feministas palestinas, no nos sorprendió oír a Kedar
defendiendo la violación como antídoto frente a la resistencia
anticolonial. Al hacer esos comentarios en la radio pública, en abierto,
donde iba a escucharle un amplio público judío israelí, tanto mujeres como
hombres, incluidas las feministas judías israelíes, refleja la mentalidad y
socialización del colono hacia los palestinos. Hablar de la violación de
las mujeres palestinas como estrategia militar por parte de un supuesto
académico de una de las universidades importantes de Israel revela el modo
en el que los colonizadores retratan a las mujeres colonizadas. La
presentación de un discurso orientalista sexualizado coloca a los
palestinos como culturalmente “atrasados”, esos Otros no-humanos.

En caso de que los discursos sexualizados que Kedar activó parezcan una
aberración, es importante señalar que no fue el único actor en este
reciente teatro de violencia sexualizada. Los soldados israelíes que se
aprestaban a matar palestinos en Gaza leían eslóganes de apoyo preparados
por sus compañeros civiles israelíes judíos que afirmaban
<http://muftah.org/israels-war-gazas-women-bodies/#.VHIzBouG_qd>: “Id a
machacar a sus madres y regresad con vuestra madre
<http://www.haaretz.co.il/gallery/mejunderet/.premium-1.2389676>”. Los
judíos israelíes se congregaban
<http://www.theguardian.com/world/2014/jul/20/israelis-cheer-gaza-bombing> en
lo alto de las colinas para observar y dar vivas cuando el ejército
arrojaba bombas sobre Gaza. Una joven judía publicó enFacebook unmensaje
<http://electronicintifada.net/blogs/patrick-strickland/bombing-gaza-children-gives-me-orgasm-israelis-celebrate-slaughter-facebook>
sobre
el placer sexual que se sentía contemplando el linchamiento colectivo:
“¡Qué orgasmo ver a las Fuerzas de Defensa de Israel bombardear edificios
en Gaza con niños y familias dentro. Boom, boom!” Incluso el Primer
Ministro Netanyahu recibió un correo, que circuló ampliamente por las redes
sociales israelíes, en el que se mostraba a una mujer velada, desnuda de
cintura para abajo, con un cartel que ponía “Gaza” y el siguiente mensaje:
“¡Bibi, acaba dentro esta vez! Firmado: Ciudadanos a favor de un ataque
terrestre”. Esto además de la declaración
<http://electronicintifada.net/blogs/ali-abunimah/israeli-lawmakers-call-genocide-palestinians-gets-thousands-facebook-likes>
pública
de la diputada de la Knesset Ayelet Shaked que dijo que había que matar a
las madres palestinas.

La violación de la tierra, al igual que la violación de los cuerpos de las
mujeres, ha pasado a primer plano en los más recientes ataques de
eliminación de Israel contra el pueblo palestino. Mientras proseguía la
masacre del pueblo palestino en Gaza, la naturaleza sexualizada de la
invasión israelí y el terror racial contra los nativos palestinos se
pusieron también al frente de la política y discusiones nacionalistas en la
esfera pública dentro de Palestina. Las mujeres palestinas tomaron las
calles con sus comunidades a través de la Palestina histórica para
manifestarse contra las continuas masacres en Gaza. Las manifestaciones
públicas adoptaron un giro de carácter sexual, mientras los llamamientos de
las muchedumbres de “Muerte a los árabes” se transformaron rápidamente en
el grito de “¡Hanin Zoabi es una zorra
<https://www.youtube.com/watch?v=tQiBGdozX2c>!”, en alusión a una diputada
palestina del parlamento israelí que defendía el derecho a existir de su
pueblo. La policía israelí atacó los cuerpos de las mujeres palestinas,
también los cuerpos de sus compañeros, y les arrastraron fuera de las
protestas en Haifa y Nazaret, donde fueron arrestados o golpeados por
muchedumbres racistas. Destacadas personalidades religiosas y militares a
sueldo del Estado emitieron edictos religiosos en los que se afirmaba que
en tiempos de guerra estaba permitido bombardear a los civiles palestinos a
fin de “exterminar al enemigo”. El consejo municipal de Or Yehuda, un
asentamiento en la región costera de Israel, colgó una pancarta en apoyo de
los soldados israelíes en el que se sugería la violación de las mujeres
palestinas: “¡Soldados israelíes, los vecinos de Or Yehuda estamos con
vosotros! ¡Machacad a sus madres y volved sanos y salvos a casa con vuestra
madre!” [4].

Sostenemos que la lógica de la violencia sexual exhibida durante los
ataques contra los nativos palestinos por toda la Palestina histórica,
tanto a lo largo de la historia como durante las últimas agresiones
israelíes, impregna tanto el Estado de asentamientos israelí como la
sociedad colonial. En efecto, el Estado y la sociedad colonial son
entidades inseparables, conectadas a través de un imaginario visceral
psicológico y político que supera la división habitualmente enmarcada entre
Estado/sociedad civil. Como Lorenzo Veracini señala, los colonos “llevan su
soberanía con ellos”. Tanto los aparatos estatales (incluyendo los
funcionarios electos y las instituciones académicas y militares) como la
sociedad colonial (incluyendo el público israelí, situado a lo largo del
continuo de la ideología sionista) encarnan la maquinaria de la violencia
de los asentamientos coloniales. Así pues, no resulta sorprendente que
tanto los aparatos oficiales del Estado como las esferas no oficiales de
colonos hayan estado exhibiendo graves ataques contra la sexualidad,
cuerpos y vidas de las mujeres palestinas en el contexto de las últimas
invasiones contra nuestro pueblo en Gaza, en los ataques que a diario se
están produciendo actualmente en Jerusalén y a través de toda la Palestina
histórica.

Las políticas y la incitación represiva de las autoridades israelíes contra
el pueblo palestino para empoderar y envalentonar a la sociedad de colonos
israelíes encarnan el poder del Estado y la brutalidad de los ataques a los
palestinos. Esto se muestra claramente en los ataques a los cuerpos de las
mujeres palestinas que se producen estas últimas semanas en Jerusalén
dentro de la mezquita de Al-Aqsa, tanto por parte del público de colonos,
empoderado por la protección militar estatal, como por los miembros de las
fuerzas de seguridad estatales. Un reciente ejemplo de escenario de
violencia sexual es la actuación
<https://www.youtube.com/watch?v=9y-bS6lV67Q> de la policía de fronteras
israelí golpeando y arrestando violentamente a Aida, una mujer palestina de
la Ciudad Vieja de Jerusalén. Le arrancaron el hiyab y se la llevaron
agarrada por el pelo, mientras seguían golpeándola a través de las calles
de la Ciudad Vieja hasta meterla en el furgón policial. Fue conducida a la
comisaría, donde fue violentamente interrogada, golpeada de nuevo y acusada
de atacar a un oficial de la policía. La brutalización y violación del
cuerpo de Aida por las fuerzas de seguridad y los intentos de
estigmatizarla como alguien inherentemente criminal son una forma de
violencia sexual y de género. La legalización de esas formas de violencia
caracteriza el mismo sistema legal israelí como profundamente incardinado
en la maquinaria de eliminación del proyecto colonial de asentamientos.

La brutalización y violación de las mujeres palestinas por el estado
colonial de asentamientos adopta también formas más mundanas. Cuando Samira
fue arrestada por participar en una manifestación en la ocupada Jerusalén
Este, las autoridades decidieron que su liberación estaba condicionada a
que llevara a cabo lo que denominaron “servicio comunitario”. El “servicio
comunitario” de Samira le exigía fregar los baños de una instalación para
los soldados y policía de fronteras israelíes. Así nos lo explicaba:

“No podía permitirme pagar una multa tan enorme y necesitaba que me dejaran
libre para poder volver con mis niños. No tenía otra opción que la de
fregar sus baños… Pero al estar allí, en los baños de los hombres, en
estado de constante terror, temiendo ser víctima de abusos sexuales,
temiendo que me utilizaran como si fuera el papel higiénico de los baños…”

Las palabras y el análisis de Samira ilustran los aspectos de violencia
sexual y de género de la compleja maquinaria de la violencia de los
asentamientos coloniales. No obstante, como Samira concluía: “Algunas veces
siento que era su esclava pero otras veces me digo a mí misma que no, esto
es resistencia, esto es sumud, esto es poder… Lo que necesitaba era volver
con mis niños, sin que me tocaran ni violaran sexualmente… sí, es duro, es
complejo… nuestra situación es compleja”. Incluso frente a tan violenta
inscripción de la violencia de los asentamientos coloniales, los actos
diarios de resistencia y supervivencia de las mujeres palestinas demuestran
su poder y sumudo resolución.

En resumen, la violencia sexual y de género no es una mera herramienta de
control patriarcal, el subproducto de la guerra o de la intensificación del
conflicto. Las relaciones coloniales son en sí
<http://www.southendpress.org/2005/items/Conquest> de género y de carácter
sexual. Sostenemos que la violencia sexual, una lógica incrustada en el
proyecto israelí de asentamientos coloniales, sigue dos principios
contradictorios que actúan de forma simultánea:
invasión/violación/ocupación y supremacía/purificación/demarcación. Es
decir, la invasión, violación y ocupación del proyecto sionista colonial de
asentamientos de los cuerpos, vidas y tierra de los palestinos nativos
están íntimamente entrelazadas con su demarcación de los límites físicos y
geográficos de carácter racial entre la ciudadanía judía y los nativos
palestinos, al igual que los intentos de “purificar” el organismo nacional
judío del organismo palestino, al que se define como contaminante a nivel
biopolítico. Es así como la lógica de la violencia sexual incrustada en el
régimen sionista vigoriza los ataques históricos y continuos contra las
vidas y cuerpos palestinos.

Por tanto, nuestra lucha como feministas por la soberanía indígena dentro
del activismo anticolonial se sitúa necesariamente en la protección de la
seguridad corporal y de la sexualidad de las mujeres palestinas, de la
familia y del derecho comunal a la vida. Es una lucha contra el
hipermasculino ejército sionista y los aparatos coloniales que sitúan a las
mujeres palestinas como las Otras, intrínsecamente amenazantes y
racializadas, cuyos cuerpos deben ser violados y destruidos como enemigos
internos y “reproductoras de palestinos”. Esta lógica es inseparable de la
lógica de eliminación del colonialismo de asentamientos.

Como feministas preocupadas por la seguridad de los cuerpos y las vidas de
las mujeres, la continuidad de nuestro pueblo y de nuestras generaciones
futuras, hacemos un llamamiento local e internacional a las feministas para
que se unan a nuestra lucha, desafíen la cultura de impunidad de los
asentamientos coloniales y alcen sus voces contra los crímenes en curso del
Estado israelí.Sigue leyendo →
<https://reexistencia.wordpress.com/2014/11/25/la-violencia-sexual-el-cuerpo-de-la-mujer-y-los-asentamientos-coloniales-de-israel/#more-5650>

Aquellos que continúan haciendo negocios con Israel, contribuyendo a
mantener un sentido de “normalidad” entre la sociedad Israelí le están
haciendo un flaco favor a los pueblos de Israel y Palestina. Están formando
parte de la perpetuación de un statu quo absolutamente injusto. Aquellos
que contribuyen al aislamiento temporal de Israel están diciendo que tanto
Isralíes como Palestinos tienen el mismo derecho a la dignidad y la paz.”
 Desmond Tutu
[image: Boicot-para stencil]
<https://reexistencia.files.wordpress.com/2010/04/boicot-a-israel-stencil1.jpg>


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