[un/loquer] Petrificados

[Eliana Beltrán]

No sé si conocían esta columna que escribió Ricardo Silva Romero en agosto
de este año, acá se las dejo:

Petrificados

"Perfecto: ustedes se libran de Petro. Ustedes, con sus ciudades soñadas,
su indignación de lunes a viernes y su supuesto amor por Bogotá, finalmente
se quitan de encima a un alcalde que no pueden ni ver. Ustedes, que han
estado ignorando a los 723.157 bogotanos que votaron por él, que vienen
sintiéndose “hasta acá” desde hace ya varios años y han terminado
metiéndonos a todos en el viacrucis de un referendo revocatorio en medio de
esta virulenta campaña presidencial que empezó mucho antes de tiempo,
alcanzan por fin la meta discutible de tumbar a Petro, sí: consiguen
arrancarlo de su cargo por hablador, por malo, por insuficiente. Y ahora
qué. Y después qué. Supongo que saben bien qué van a hacer con todo esto.
Seguro que tienen claro qué va a pasar con su ciudad.

Petro ya no es el hombre en pugna con la sociedad que supo dejar las armas
a tiempo, ni el excongresista valiente que pronunció en voz alta el
holocausto colombiano, ni el caudillo que ha sabido probarles a sus
electores que el peor problema del país –el epicentro de su segregación, de
su violencia– ha sido que sus dueños han vivido portándose como si no
fueran de acá: como si descendieran a estas tierras, de vez en cuando, a
fijarse en cómo va lo suyo. Petro no es más el impetuoso candidato de las
minorías, en fin, sino un alcalde trágico e ineficaz al que ningún buen
amigo ha conseguido explicarle que no fue elegido Presidente de la
República de Bogotá. Está bien pedirle que gobierne. Está bien recordarle
que ha estado cayendo en la tentación de reducirse a su propia propaganda.

Y no obstante, también es justo preguntarles de una vez, señores
revocadores, qué es lo que van a hacer si consiguen quitarles la ciudad a
“los chavistas”, por qué están tan convencidos de que la Bogotá que ustedes
quieren es la Bogotá que sirve, en qué momento descubrieron –porque
tuvieron que hacerlo– que su batalla en contra de Petro era en verdad la
campaña a la alcaldía del hombre que encabeza la marcha: el representante
Miguel Gómez. Sí, así es: por cuenta de la bendita revocatoria, y en una
jugada que lo honra como publicista, el señor Miguel Gómez pasó de tener
nombre de ejemplo de comercial de tarjeta de crédito a tener nombre de
candidato de todos aquellos que –de tanto esperarlo, de tanto temerlo– en
verdad se merecen un Chávez.

Y supongo que sabía bien que iba a condenarnos a todos a una campaña
exasperante en medio de esta campaña presidencial que se lo está tomando
todo. Y seguro que un buen día tuvo claro que el procurador Ordóñez, que en
una estrategia que lo honra como inquisidor ha conseguido hacernos creer
que no es un politiquero tenebroso sino un simple fanático, no va a
desaprovechar la oportunidad de llevar “hasta sus últimas consecuencias” la
investigación que ha abierto a Petro por esa incapacidad de ir de la teoría
a la práctica que demostró en el lamentable episodio de las basuras.

Está bien: denle a su Petro un golpe de Estado que le pruebe por siempre y
para siempre que la idea de fondo no era rescatar a Bogotá de las garras de
la incompetencia, sino entrar a hacer parte de la tradición colombiana de
regodearse en los fracasos de los contendores políticos. De acuerdo:
vuelen, como chulos de cuello blanco, alrededor de lo que aún no ha muerto
de esta ciudad a pesar de todo. Que quizás a los que sí somos de acá
–quiero decir: a los bogotanos de cualquier parte del mundo– nos estaba
haciendo falta darnos cuenta de que Bogotá es lo que sucede mientras ellos
nos prometen Londres o Caracas. Y que, ya que los unos y los otros no
tendrán el tiempo nunca por estar siempre en campaña, y haremos bien en no
esperar nada de ellos, será esencial que respondamos por lo nuestro."


http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/ricardosilvaromero/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-13008922.html
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